Celaya, Gto., a 28 de mayo del 2025.- Con tan solo 13 años, Adhara Maite Pérez Sánchez ha logrado lo que muchos adultos apenas sueñan. Originaria de Veracruz, esta niña mexicana ha sido reconocida por su inteligencia excepcional, con un coeficiente intelectual de 162, superior al estimado de genios como Albert Einstein y Stephen Hawking.
Diagnósticada con síndrome de Asperger a los tres años, Adhara enfrentó desde temprana edad el bullying escolar y la falta de comprensión hacia su neurodivergencia. Sin embargo, su talento y tenacidad la llevaron a avanzar rápidamente en el ámbito académico: terminó la primaria a los 5 años, la secundaria a los 6 y el bachillerato a los 7.
A los 11 años, Adhara se convirtió en la persona más joven en México en obtener una maestría, en Ingeniería Industrial en Matemáticas por el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Además, ha cursado dos licenciaturas: Ingeniería en Sistemas e Ingeniería en Matemáticas.
Actualmente, su sueño es convertirse en astronauta y trabajar para la NASA. Uno de sus mayores anhelos es participar en misiones espaciales a la Luna y Marte. En ese camino, la Universidad de Arizona le extendió una invitación para estudiar Astrofísica, aunque Adhara y su familia enfrentan retos económicos y administrativos, como la obtención de la visa estudiantil para poder concretar esta meta.
Además de sus logros académicos, Adhara es autora del libro No te rindas, en el que narra su experiencia con el autismo y busca inspirar a otros niños y niñas a no renunciar a sus sueños. También impulsa el desarrollo de una pulsera inteligente para prevenir convulsiones y dirige su propia fundación, «Adhara cosechando estrellas», enfocada en apoyar a infancias con autismo.
Su historia ha sido reconocida a nivel nacional e internacional. En 2019, la revista Forbes México la incluyó en su lista de las 100 mujeres más poderosas, y en 2021 recibió un reconocimiento del Senado de la República por sus méritos académicos.
Adhara Maite Pérez es hoy un símbolo de perseverancia, talento y superación. Su historia es un recordatorio de que las barreras sociales, económicas o neurológicas no definen el potencial de una persona, sino su determinación para alcanzar las estrellas.