Ciudad de México, a 28 de abril del 2025.- Ante el aumento de agresiones contra su personal, principalmente en Michoacán, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) impulsa la adquisición y fortalecimiento de sistemas no tripulados, con equipos de vigilancia, reconocimiento y sistemas inhibidores para contrarrestar el uso de drones explosivos por parte de organizaciones criminales.
En respuesta a la violencia que han enfrentado en diversas zonas del país, la Sedena trabaja en el fortalecimiento del escuadrón 601, integrado por drones con capacidad de vuelo de hasta mil 800 metros de altura, autonomía de 55 minutos, velocidad máxima de 60 kilómetros por hora y resistencia a temperaturas extremas de -23 a 46 grados centígrados, incluso bajo lluvia o tormentas.
Dentro de su programa de vigilancia, la dependencia contempla también la adquisición de sistemas antidrones para detectar, inhibir y neutralizar amenazas aéreas, tras ataques recientes en Chihuahua y Michoacán, donde células criminales han utilizado drones cargados con explosivos y minas para agredir a militares y civiles.
Uno de los incidentes más recientes ocurrió en febrero de este año, cuando el general Jorge Alejandro Gutiérrez Martínez, de la 42 Zona Militar, resultó herido tras una emboscada con drones explosivos en el municipio de Guadalupe y Calvo, en la Sierra Tarahumara. Meses antes, en diciembre, un ataque similar en Cotija, Michoacán, dejó dos soldados muertos y al menos cinco heridos.
En Michoacán, los grupos criminales incluso han colocado minas explosivas para frenar convoyes militares y dañar a comunidades, afectando también a civiles, ganado y cosechas.
Como parte de su estrategia de fortalecimiento tecnológico, la Sedena trabaja en conjunto con la Universidad Aeronáutica en Querétaro (UNAQ) en el desarrollo del primer dron 100% mexicano destinado a tareas de vigilancia, prevención y combate de actividades delictivas.
Además, el Ejército ha aprovechado eventos como la Feria Aeroespacial 2025 para evaluar nuevas versiones de tecnología no tripulada, no sólo para operaciones de seguridad, sino también para labores de detección y combate de incendios.
Desde 2024, la Sedena promovió un proyecto de 150 millones de pesos para dotar de sistemas antidron a unidades de la XII Región Militar, con sede en Irapuato, Guanajuato, y presencia en Michoacán y Querétaro. La intención es que las unidades cuenten con equipos de detección, inhibición y neutralización de drones y explosivos, fortaleciendo su capacidad de respuesta en zonas de alto riesgo.
El programa contempla mejorar las tareas de reconocimiento perimetral y aéreo en operaciones contra el narcotráfico, en la aplicación de leyes federales sobre armas de fuego y explosivos, así como en la prevención y sanción de delitos relacionados con hidrocarburos.
«Las acciones se realizan mediante reconocimiento visual a línea de vista y con binoculares, identificando drones recreativos, de espionaje o con carga explosiva, además de buscar indicios en el terreno sobre la presencia de artefactos ocultos», detalló el Ejército.
De manera paralela, la VII Región Militar, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, también solicitó un programa antidrones por 134 millones de pesos, con el objetivo de fortalecer su flota y capacidad de interceptar drones explosivos.
Con estas acciones, la Sedena busca proteger a su personal, mejorar su operatividad en campo y enfrentar de forma más eficaz las amenazas tecnológicas utilizadas por el crimen organizado.